Sé amable. Siempre. Sin preguntas,sin esperar nada a cambio, sin motivos. Sólo porque sí. Siempre recuerdo la amabilidad y la entrega de las enfermeras cuando estuve hospitalizada. Yo era sólo una paciente más,pero se me trató como si fuera única. Se me trató como si fuese especial. Cuando desperté del coma,ella me hablaba en voz bajita. Me explicó lo que me había pasado, me tranquilizó diciéndome que mi esposo iría en un rato más. Había trenzado mi cabello mientras estuve inconsciente,me pidió que fuese fuerte. Ese tipo de amabilidad, desinteresada y genuina debemos brindar sin buscar motivos . ¿Y vos? ¿Qué historia tocó tu corazón?