
Imprimimos los pensamientos y sentimientos en esa idea y perdemos la mirada objetiva y neutral. Ni hablar de los fanáticos. Pierden el sentido real en ese fanatismo.
Soy hincha de un club. Asumida tardíamente para evitar conflictos en mi familia de origen, y feliz con serlo. Cuando pierde,cuando gana, mi vida sigue por los mismos carriles. No me tiñe el fanatismo.
Ni hablar de la política. Gente a tal punto fanática que es incapaz de cambiar de rumbo cuando el candidato no merece que se lo siga defendiendo y que se lo siga protegiendo. Gente que se aferra tanto a una idea que da miedo. ¿De qué serían capaces estas personas?
No hay que perder el eje. Hay que aprender a escuchar.
A veces es bueno conocer a alguien que no tenga pelos en la lengua. O recibir palabras y opiniones de quien nos conoce poco. Creo que son las opiniones más sinceras y objetivas.
El tema es seguir escuchando. Siempre. Tener a los demás como una referencia. Pero sobre todo auto-escucharse. Hacernos caso.
Es una llave.
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